¿Qué es La Coleccionista de Lágrimas?

Atento a la sinopsis en el primer apartado de la columna de la derecha :) Disfruta de la lectura.

19.3.10

Cap. Cinco

Rubber enarcó una ceja como quien oye un idioma extranjero.
-¿Perdona?
-Nos vamos a buscar a Axel.
-¿Has perdido también el cerebro, Cat?
Catherine le miró furiosa.
-No. Pero es la única forma de demostrarle al mundo que él no es como piensan ni quien piensan. Limpiaré su nombre y barreré mis dudas. Y así le haré entrar en razón, volverá aquí conmigo y todo será como antes. No aguanto más las burlas, los rumores y... el espantoso silencio que han dejado mis latidos.
Rubber calló, sabía que era inútil discutir con Catherine, y menos cuando se encontraba tan decidida como en esos momentos. Además de que la superaba en estatura y fuerza.
-Bien, ¿y cómo piensas encontrarle?
-Lyan me ayudará.
Rubber saltó de la cama.
-¡Ah, no, no, no! ¡Ni hablar, Catherine!- Cat sonrió al escuchar su nombre completo. Sonaba como una regañina de los labios de una madre.
-¿Y por qué no?
-¿Más hombres en tu vida, Cat?
Catherine miró irónica a Rubber.
-Si no recuerdo mal, tu eras partidario de que saliera a recibirle y le invitara a entrar.
-Ya, bueno, pero no pensaba que luego saldrías corriendo detrás de él. Con un poco de conversación, un té y unas risas hubiera bastado, Cat.
-No voy a salir corriendo, sólo quiero que me diga ¡ya que sabe tanto y lee tanto sobre el tema! dónde se encuentra. Y así también le daré en los morros con sus acusaciones.
El pequeño muñeco suspiró. Sabía perfectamente que no iba a dejar que Catherine saliera sola, y mucho menos la dejaría con aquél hombre que sólo le había traído más quebraderos de cabeza. Caminó silencioso hasta donde Cat se encontraba, sujetando ya el pomo de la puerta entre sus manos. Trepó por su pierna y se acomodó en un pequeño bolsillo de la capa, deseando interiormente haber sido más grande para atar a su testaruda amiga a la cama.
Chirrió la madera en la muda noche y, cubierta con la capa como una sombra, marchó atravesando la oscuridad bosque a través.
-¿Dónde piensas ir?-Gruñó Rubber.
-Al pueblo. Siendo las horas que eran, no creo que se marchara para que la noche lo descubriera a mitad camino. Se habrá alojado en la posada del pueblo.-Catherine parecía muy segura de sus palabras. Caminaba decidida, sin mirar al pequeño que viajaba en su bolsillo.
El bosque cuando oscurecía no era apto para gente asustadiza. Las frondosas copas evitaban que la luz de la Luna alumbrara el suelo y podías caer por cualquier agujero o tropezar, sin nisiquiera haber empezado a caminar. Sólo de vez en cuando, a través de alguna rama semi caída, podías observar al maravilloso satélite nocturno que intentaba con curiosidad hacerse un hueco para enterarse de qué ocurría en el nocturno bosque de Dalarna.
Las pisadas de Cat retumbaban con un eco sordo, importunando a las alimañas nocturnas que interrumpían sus quehaceres para observar a la intrusa. Rubber se escondía entre las telas, farfullando para sí frases que no llegaban a los oídos de su amiga, pero que debían de sonar algo así como 'esto no va a salir bien', 'nos va a comer un oso, o un tigre, ¡o un dragón!' 'luego le diré: se lo dije!'. Aunque no pasó mucho tiempo hasta que los fríos ojos del muñeco, se sumieron en un ligero sueño con el mecer de la capa de Cat.
Catherine intentaba no levantar la vista del suelo, le aterraba tropezar con cualquier cosa y caer. Pero más aún le aterraba encontrarse con lo que pudiera sorprenderle si alzaba la vista. De vez en cuando el ulular de alguna lechuza aliviaba su agitada respiración, tomándolo como una señal para que continuara caminando. Pensó en varias ocasiones (sobre todo después de superar el sobresalto de algún ratoncillo que se meneaba entre matorrales) en darse la vuelta, volver a casa y pasar el resto de sus días bajo la colcha haciendo caso omiso a los reproches de Rubber. Pero al instante volvía el rostro de Axel, susurrando en sus oídos que continuara caminando, que llegara hasta donde él se encontraba.
Hacía frío. El vaho escapaba de entre sus labios como si expulsara el alma con cada respiración. Se frotaba las manos con regularidad, intentando no perder la sensibilidad en ellas, aunque parecía en vano, ya que el ambiente de madrugada en aquél bosque era gélido, impasible.
Cuando ya empezaba a no sentir los pies, pudo vislumbrar tras una colina una luz ténue y la sombra de algo que, con todas sus fuerzas, deseó que fuera un campanario.
-¿Ya hemos llegado?-Rubber asomó su cabecita y se frotó los ojos.
-Eso parece, aunque tendremos que acercanos más para asegurarnos.
-¿Estás cansada?
Catherine sonrió levemente.


Continuará...

1 comentario:

Juan Benito dijo...

De todo lo que he leído últimamente, esta historia es de lo mejor. Cuenta con todo lo necesario pqrq engancharte su lectura.

Un 10 para roxy